En mi memoria están los días en donde podía salir 3 o 4 veces a la semana a trotar, juntarme con amigos, dedicar tiempo a proyectos 100% personales.
Quiero con todas mis ganas recuperar algo de ese tiempo disponible. Es cierto que tener un hijo acorta bastante tus "tiempos libres", pero muy en contra de mis resultados actuales, en donde algo me he esforzado, debo decir siempre se puede! todo, lo que quieras, siempre se puede!
Por ahora, mientras en mi área laboral asumo el proyecto más grande hasta el momento y mientras lucho con todas mis ganas por terminar mi lista de tareas y conseguir ese MALDITO TIEMPO LIBRE! llegan y llegan tareas, urgencias, importantes, cosas atrasadas, nuevas fechas límite y todos los posibles contratiempos que lo único que hacen es posponer más la fecha de término de mi lista de tareas.
Creo que podría haber explotado hace unas semanas, pero no lo he hecho, por 2 razones. La primera es que - debo reconocerlo - me he descargado lentamente pasando por periodos cortos y fulminantes de irritabilidad, en donde al más mínimo detalle, despliego mi dosis de enojo, suelto pensamientos rabiosos (y algunas palabras también, ups! lo lamento) y luego vuelvo a cero reconociendo (a veces) que (quizás) exageré. La segunda es la Calma. La capacidad de creer que siempre, sea lo que sea, lo podré resolver, que si no puedo ahora, de inmediato, lo resolveré más tarde, o lo preguntaré, o lo delegaré o cualquier cosa, ya se me ocurrirá. No me anticipo pensando que GRANDE es el problema que se viene, simplemente, me dedico a hacer lo que tengo en frente y a hacerme el tiempo para cuando llegue el día, resolver eso que ahora parece enorme. Sin estresarme demasiado. Sin explotar. Sin desesperarme.
Además, la calma me da la posibilidad de encontrar mejor solución a las cosas, de mirarlas con perspectiva, de no tropezar por la torpeza de precipitarme a hacer las cosas sin tener claro el panorama completo.
Todo se puede, todo a su tiempo, ten calma, ya llegará.